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martes, 17 abril 2018

Bogotá Contada 4

BogotaContada4.jpgEste libro forma parte de una serie de libros de relatos sobre Bogotá escritos por diversos autores que han sido invitados a la ciudad para eventos literarios. Son ediciones gratuitas cuyo objetivo es circular libremente entre los lectores. En este número hay siete escritores de los cuáles solo uno es colombiano y ha vivido en esta ciudad. Me gustaron los relatos por sus diferentes puntos de vista. Los extranjeros miran la ciudad con nuevos ojos tratando de compararla con los estereotipos y prejuicios que tenían antes de llegar aquí. Algunos toman la excusa de escribir sobre Bogotá para crear literatura, otros relatan sus impresiones al pasar por la capital colombiana.

El relato de Ricardo Cano Gaviria es el más largo y el que me pareció más interesante pues tiene reminiscencias de su juventud cuando trabajaba en la Librería Buchholz en la avenida Jiménez en pleno centro de la ciudad. Me hizo recordad mi propia niñez y juventud en esta gran urbe que tanto ha cambiado. Volví a ese tiempo cuando de mano de mi padre recorría las viejas calles de La Candelaria y me mostraba entre otras cosas los lugares donde asesinaron a Uribe Uribe o a Gaitán. Volví a mi juventud cuando estudiaba en la Universidad de los Andes y buscaba libros en esa misma librería o en la Librería del Ingeniero no muy lejos de ahí. Volví a ese tiempo cuando trabajé en una empresa comercializadora de minicomputadoras en un viejo edificio cercano a la Buchholz. Sentí el olor a café de los viejos bares tradicionales del centro, el incienso de las antiguas iglesias coloniales o el bullicio del mercado de San Victorino un poco más abajo de allí. Hoy esa avenida está reservada al Transmilenio y los peatones. Recuerdo el servicio de traducción del Ministerio de Relaciones Exteriores donde me tradujeron los documentos que tuve que presentar para postular a una beca del Gobierno Francés.

Muchas imagenes y sensaciones brotaron de mi mente como de una magdalena de Proust. Tuve un poco de nostalgia por esa Bogotá lluviosa y sin embotellamientos monstruosos ni Pico y Placa como hoy. Cuando me vine a estudiar a la universidad desde mi cálida Ibagué, Bogotá me pareció fría y enorme. Hoy después de haber pasado tantos fríos inviernos en Europa, ya no la siento tan fría aunque eso sí más extensa y poblada que antes. No es más fría que una primavera o un otoño fresco en Francia. Me gustan sus actividades culturales y la variedad de restaurantes que ofrece, pero me agovian los trancones y atascos de tanto peatón, bicicleta, moto, carro, taxi, buseta y bus. Me agovia la pobresa, ver tanto mendigo o vagabundo en los semáforos o durmiendo debajo de los puentes o viviendo en los caños. La siento todavía lejana pues a pesar de tener familia y viejos amigos en ella, no estoy en casa, me siento de paso. He conocido nueva gente amable y agradable, trabajadora y entusiasta, jovenes y viejos. No creo que me instale a vivir permanente en ella, pero no hay que decir de esta agua no beberé.

 

Bogotá Contada 4

Instituto Distrital de las Artes – Idartes, 1 nov. 2017 - 168 pages

Con esta cuarta edición de Bogotá Contada, el programa suma ya 39 escritores de 17 nacionalidades. Así, la ciudad sigue siendo un campo abierto para la construcción de relatos sobre ella, los cuales fluctúan entre el realismo más descarnado y la desbordada fantasía, pues en la literatura, y en el arte en general, las posibilidades tienden a ser infinitas.

Autores: Eduardo Halfon, Horacio Castellanos Moya, Hebe Uhart, Marina Perezagua, Edmundo Paz Soldán, Lina Meruane Boza y Ricardo Cano Gaviria.

https://books.google.com.co/books/about/Bogot%C3%A1_conta...

domingo, 22 octubre 2017

Creced y multiplicaos

NV-IMP994.jpgQué lejos están esos tiempos en los que buscaba becas para estudiar en el extranjero. Estaba dispuesto a ir a cualquier país aunque prefería Europa. Inicialmente vine a Francia por solo tres años. No pensaba en quedarme o no aquí, pues estaba abierto a lo que se presentara. Por suerte no fui emigrado político o económico, ni estuve en guerra contra mi sociedad natal. Mi familia creyó que era una ausencia temporal a sabiendas de que quizás no volvería. Ya le había pasado en los años cincuenta a un tío que estudió en Francia un posgrado de medicina, de camino de regreso al país paró en Nueva York y se quedó para siempre.

La curiosidad por la vida en el Viejo Mundo era más fuerte para mí que las posibles nostalgias de Colombia. Poco a poco me fui quedando aquí sin cerrar las puertas del regreso durante mucho años. Tanto Francia como Colombia han cambiado, para bien o para mal, y yo tampoco soy el mismo.

Ahora que mi hija se ha ido a vivir a mi país de origen desde hace dos años y que tengo un hijo y un nieto en París, me pongo a pensar en mi familia en Colombia que cada dos años más o menos me veía llegar de vacaciones durante máximo un mes.

Claro que en estos tiempos modernos es más común no pasar toda la vida cerca de sus padres. Sin embargo, me pongo a comparar mis sentimientos con los que pudo haber tenido mi madre cuando se dio cuenta de que yo no volvía y no pudo ver de cerca crecer a mis hijos. Recuerdo que decía que había estado muy triste cuando sus hijos se iban de casa y dejaban sus cuartos vacíos. A mí me ha pasado lo mismo, pero quizás en ese aspecto entiendo mejor a mis hijos por haber vivido lo mismo de joven.

Son ideas recurrentes. Es el ciclo de la vida de las generaciones que se suceden en este planeta. Conocí a parte de mis abuelos pero a ninguno de los bisabuelos. De esos ancestros ya no quedan huellas en este mundo, aunque con seguridad tengamos gestos y formas de ser heredadas de estos antepasados. Dentro de un par de siglos, pase lo que pase, no habrá huellas de mis pasos por aquí y no me preocupa. Al fin y al cabo lo importante es el momento que vivimos y que se nos escapa irremediablemente.

 

sábado, 15 abril 2017

Drôle de virus

NV-IMP982.jpgJ'ai rêvé d'un ami dont j'avais appris par courrier électronique qu'il était mort. En le voyant bien vivant, je lui ai demandé ce qui s'était passé. Il m'a raconté qu'il avait été victime d'un virus qui s'était introduit dans son ordi et avait envoyé la fausse nouvelle à tous ses contacts. Il s'est rendu compte lorsque son épouse a commencé à recevoir des messages de condoléances. Il a fallu un bon antivirus pour nettoyer son PC et pouvoir dévoiler le canular à sa famille et ses amis. J'étais content d'apprendre la vrai nouvelle. Après avoir bavardé ensemble nous nous sommes séparés. C'est alors que je me suis réveillé et me suis rendu compte que mon ami était vraiment mort. C'est triste. J'espère que personne ne crée ce genre de programme. Au fait, je me demande à quoi ça pourrait servir.

 

21:45 Anotado en Recuerdos | Permalink | Comentarios (0) | Tags: sueños, muerte