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viernes, 04 marzo 2011

Locuras del desamor

La muerte de Pablo Escobar, Botero, Museo de Antioquia, Medellín, ColombiaSegún una encuesta reciente, en Francia, las personas de menos de 34 años consideran que uno es viejo a partir de los 62 y los mayores de 62 dicen que es solo a partir de los 77. Todo es relativo. Por lo tanto se puede decir que un viejo mató a tres viandantes por una decepción amorosa que le causó su joven ex novia, según cuenta la AFP. Es un hecho real de esos que aparecen a diario en las páginas rojas de los periódicos de cualquier país del mundo. Con un poco de imaginación se podría escribir una novela negra a partir de esta noticia:

J.T., de 78 años de edad, apreciado en su barrio, quien mató a tres personas el jueves en Rivesaltes, habría dado paso a una rabia mortífera e indiscriminada, porque su amiga de casi 50 años menor que él, le había anunciado que lo dejaba.

El viejo había tenido un romance con una mujer de 30 años "que sacaba partido económico de sus encantos. Acompañada por una amiga, vino a anunciar su ruptura (el jueves) en la tarde y todo salió mal ", dijo el procurador de Perpiñán, pues J.T. tomó entonces su pistola y disparó a las dos mujeres que huyeron en coche. La ex novia del ex plomero resultó levemente herida por un disparo.

J.T., descrito por muchos como amable y reservado, pero también por unos pocos como un mujeriego que llevaba muy bien los años, descargó su furia indiscriminadamente sobre los que estaban allí.

Así cayó un jubilado de 72 años que había cometido el error de caminar por el muelle a lo largo del Agly, el río que recorre este pueblo de 8000 habitantes a pocos kilómetros al norte de Perpiñán. Luego abrió fuego contra dos trabajadores municipales de 42 y 36 años, que estaban haciendo su trabajo de mantenimiento a este paseo. El septuagenario por fin volvió el arma contra sí para intentar suicidarse.

Cuando la policía intervino, tenía "la cara parcialmente desgarrada", según el fiscal. Fue sometido a una cirugía la noche del jueves. El viernes por la mañana se encontraba en cuidados intensivos en el hospital de Perpiñán, todavía en estado crítico.

La tragedia tuvo lugar alrededor de las 4 de la tarde en la calle, cerca del taller donde este fontanero jubilado seguía reparando de vez en cuando.

El fiscal dijo que la ex novia del asesino se sentía acosada por teléfono por el Sr. T. Si había traído una amiga era precisamente porque tenía miedo de la reacción del viejo cuando le anunciara la ruptura.

El Sr. T. vivía solo en una pequeña casa en una calle cerca del centro de Rivesaltes.

Su hermano murió en diciembre en Sarcelles (Val-d'Oise) y esto lo afectó en gran medida, según cuenta una vecina que había discutido hace unas semanas con este "solterón".

"Quería culpar al mundo entero porque su hermano había muerto de un ataque al corazón pues la ambulancia tardó hora y media en llegar a auxiliarlo a causa de la nieve", dijo la vecina.

¡Pensar que esto le puede pasar a cualquiera que se cruce con un loco así en mal momento me pone los pelos de punta!

viernes, 18 febrero 2011

Cartas de otro tiempo

NV-IMP724.JPGMe parece ver a mi abuelo leyendo en voz alta una carta recibida de mi tío que vivía en Nueva York. Era como un cuento fantástico. Uno se imaginaba esa gran ciudad a partir de fotos, postales o películas que había visto o con las anécdotas que familiares que habían estado allá nos contaban. Era la magia de la lectura, pero de primera mano. Cuando las llamadas telefónicas de larga distancia bajaron de precio, reemplazaron parcialmente las cartas y se perdió un poco de la magia. Las cartas en papel tenían la ventaja de que se podían releer y guardar fácilmente.

Llegando a Francia esa fue la manera de comunicarme con mi casa durante años. Una carta tomaba una semana para viajar entre Francia y Bogotá. Me cuentan que en mi casa se reían de mis errores ortográficos, lexicales y hasta gramaticales que fueron apareciendo a medida que pasaba el tiempo y el idioma francés me influenciaba más y más. Me encantaba recibir correo de mi familia o amigos. Todavía guardo muchas en casa. Hasta me he topado con una vieja postal o un telegrama escondidos en algún libro.

Con las nuevas tecnologías y su avalancha permanente de correo electrónico ya no quedan muchas copias de la correspondencia fáciles de manipular. Cuanta más información nos llega, menos informados estamos por la sobresaturación y la imposibilidad de leerlo todo. Si además la función de búsqueda electrónica en el buzón de correo funciona mal, estamos perdidos. Eso es lo que me está pasando con la búsqueda del mío.

viernes, 24 diciembre 2010

Navidad, Navidad, dulce Navidad

NV-IMP708.JPGQuerido Niño Dios:

Disculpa que te escriba tan tarde pero es que he andado súper ocupado y no me quedó tiempo ni de pensar en esta carta. Si andas demasiado ocupado, puedes dársela al Papá Noel, Santa Claus, los Reyes Magos o a cualquier reemplazante que me pueda atender. Todavía no es media noche. Creo que aún hay tiempo, ¿no?

Este año he estado muy juicioso. Trabajé como se debe, manteniendo la familia y ahorrando algo para los pasatiempos y el futuro incierto. Canté y aprendí canciones y algún villancico que seguramente te ha de gustar. Jugué scrabble en francés y español con mucha asiduidad, tratando de mejorar vocabulario y técnica para ocupar puestos más destacados en los campeonatos. Jugué ajedrez y creo que he mejorado a fuerza de perder con campeones. Estudié árabe quizás con menos juicio de lo pensado pero al fin y al cabo me aceptaron en nivel tercero avanzado para continuar este enero. Escribí y escribí mucho aquí y allá esperando divertirme y divertir a mis lectores. No he vendido muchos libros pero no pierdo las esperanzas. Practiqué gimnasia en el fitness tan a menudo como pude a pesar de que la báscula no quiere repercutirlo en baja de kilos y aumento de músculos. Pagué mis impuestos, di limosnas, no despilfarré la plata, fui a cine, viajé, charlé, reí y creo que no perdí el tiempo.

Claro que nadie es perfecto. Ni siquiera yo. Me dispute a veces con mi esposa, pero no más de lo normal en parejas viejas. Admiré el sexo débil, pero teniendo en cuenta el mirar y no tocar, para no caer en tentaciones. Envidié a uno que otro conocido que tuvo más suerte o éxito que yo, pero sin exageraciones. Más bien me sirvió de emulación.

En fin, creo que cumplí mi deber y por eso ahora puedo escribirte para pedirte mis regalos navideños.

¡A ver, a ver! Me gustaría que me regalaras un mundo sin guerra, sin pobres, sin injusticias. Sin guerra podríamos gastar ese dinero en cosas útiles en vez de balas y armas. Sin pobres, los ricos podrían disfrutas de su dinero sin remordimientos. Sin injusticias, nadie querría vengarse por su propia cuenta aplicando lo del ojo por ojo y diente por diente. ¡Mejor aún! Deberías también acabar con los ricos pues esos sí que despilfarran; van a terminar acabando el planeta como si fuera solo para ellos.

Deberías darnos un mundo donde todos seamos iguales. Todos calvos, gordos y arrugados como yo. Así no habría envidias. Deberías abolir las mujeres bonitas y los hombres buenos mozos para que no tuviéramos tentaciones y todo el mundo fuera fiel. A ver si repartes mejor el buen y mal tiempo. ¿Qué es eso de que en un lugar hayan lluvias sin cesar y en otros la gente se muera de sed por la sequía? Pues me gustaría que lloviera de noche y tuviéramos sol todos los días. Nada de temperaturas exageradamente altas o bajas. Una eterna primavera, por favor.

A los niños juiciosos siempre le traes los regalos que han pedido o alguna cosa que lo reemplaza como una naranja o mandarina. A ver si esta vez también te ocupas de nosotros los adultos. Si todos nos pusiéramos de acuerdo para pedirte paz en el mundo, sería maravilloso. Claro que hay tanto egoísta por ahí que algún cabrón se las arreglaría para pedir algo personal nada más. Peor aún; a un gracioso se le puede ocurrir pedir que los deseos de todos los demás no se cumplan. ¡Valiente gracia!

Bueno, yo con tanto pedir estoy demostrando mucho egocentrismo y egoísmo. Lo concedo. Pero pensándolo bien, un mundo perfecto sería muy aburrido. No habría noticias interesantes en los noticieros. Solo noticias buenas. Todo lleno de gente alegre, saludable, distendida, sin nada que envidiarle a nadie. No, a ese mundo le faltaría picante.

Está bien. Cambio de idea. Ahora voy a pedir algo que seguramente me puedes regalar. Te pido que nada cambie, que el mundo siga tal y cual, que mañana haya tantos pobres y ricos como antes. Hasta ahora a mí por suerte no me ha ido tan mal. Seguro que esto sí me lo vas a dar, ¿eh? Seguro que vivimos en el mejor de los mundos posibles.

Besos y abrazos.

Nelson

20:35 Anotado en Elucubraciones | Permalink | Comentarios (0) | Tags: cartas, sueños, humor