viernes, 20 agosto 2010
Ese símbolo del ahorro
Tiene varios nombre: alcancía, hucha, ladronera, cepo, cepillo, cofre y no sé qué otros más. Lo cierto es que sirve para guardar dinero de a poquito y cuando está llena tiene uno para alguna compra importante. Una de mis hermanas compraba unas alcancías de barro grandes en forma de cerdo y las iba llenando con monedas. El día que decidía romperla le ayudábamos a contar la plata recaudada haciendo pilas de a diez o veinte monedas del mismo valor. Ahí aprendí que no debía poner billetes con monedas pues terminan destrozados. A mí, estando pequeño, me regalaron una de madera muy bonita pero nunca llegué a llenarla por sacar las monedas por la rendija a un ritmo más rápido que para meterlas. En un pub de Ferney tienen un botellón de vidrio para poner monedas con el fin de recoger fondos para una asociación que ayuda a minusválidos. Para contribuir a llenarla hacen una rifa que gana quien adivine el total recolectado o quien se acerque más al valor. En una mudanza recuerdo que los empleados que ayudaron a preparar las cajas nos dieron una alcancía de uno de mis hijos pues no quisieron hacerse responsables de llevar dinero. Supongo que estaba en el contrato aunque la alcancía era pequeña y tenía pocas monedas. En Francia hay una asociación que recolecta las monedas amarillas, es decir de menor valor, para ayudar a una obra caritativa; para eso entregan alcancías de papel que uno llena voluntariamente y a su ritmo. Ahora ya no me acuerdo por qué me puse a escribir sobre este tema. ¿Será que estaba pensando en llenar una alcancía de barro para comprarme algo dentro de unos meses? ¡No sería mala idea!
08:00 Anotado en Elucubraciones | Permalink | Comentarios (0) | Tags: ahorro, recuerdos, monedas
martes, 17 agosto 2010
Casos curiosos
Me contaron una anécdota (o más bien un caso insólito) que no sé si será cierta, pero es plausible. Una mujer fue a visitar a su hermana que vive emigrada en EE. UU., allá se enferma y tienen que llevarla al hospital. Como no ha previsto seguro de salud para ese viaje, su hermana decide entregar su propia tarjeta de identidad y documentos del seguro pensando que no es nada grave, que la atenderán rápidamente y pronto estarán de nuevo en casa. En las fotos se parecen, sobre todo si es un gringo el que las compara. Sin embargo, el caso se complica y la mujer muere. Oficialmente es su hermana la muerta pues fueron sus papeles los que sirvieron para identificarla. ¿Qué hace? Decide regresar a su país con el cuerpo de su hermana para enterrarla. Viaja con los documentos de la muerta y ya en su tierra, en lugar de volver a EE. UU. para desenredar el caso y presentarse ante la justicia, se queda a vivir en su país de origen y no regresa nunca. Extraño, ¿no?
11:07 Anotado en Recuerdos | Permalink | Comentarios (2) | Tags: anécdota, identificación personal
lunes, 16 agosto 2010
Concierto al aire libre
Había dos conciertos gratuitos esa tarde en el mismo parque de la Vilette. El primero como a las seis era de un grupo africano, el segundo como a las siete y media, de un grupo búlgaro. Asistir a los dos dependería del cansancio de estar de pie en caso de no haber conseguido puesto cómodo. El lugar era suficientemente grande para recibir más de mil personas holgadamente. Ahí nos sentamos a esperar en el prado en medio de la muchedumbre. A nuestro alrededor, familias con niños pequeños, parejas de enamorados, grupos de amigos. Como el grupo era africano, de Costa de Marfil me parece, muchos espectadores eran negros. Me llamó la atención unas mujeres muy blancas de unos cincuenta años rodeadas de hombres negros mucho más jóvenes que ellas, pues me recordaron los documentales de las europeas que van a buscar aventuras a República Dominicana o las Antillas. A pesar de tanta gente junta, el lugar estaba limpio. Al rato comprendí que era gracias a empleados que pasaban regularmente con bolsas de basura recogiendo desperdicios. Así la gente no tiene la tentación de dejar todo tirado. A medida que se acercaba la hora del concierto llegaba más gente. Me encantó ver la vestimenta de unos y otros. La temperatura estaba agradable, ni frío ni calor, el sol se estaba ocultando detrás de los edificios. A la hora prevista subieron al escenario primero un percusionista y luego dos guitarristas. Por último la cantante y estrella del grupo subió con un bonito vestido azul con un turbante que le hacía juego y una calabaza enorme que le servía para marcar el ritmo gracias a unas conchas que a forma de collar la rodeaban. Muchos espectadores se pusieron de pie y empezaron a aplaudir. Me tocó levantarme de mi sitio para poder ver el escenario. Era música alegre que contagiaba el ambiente haciendo bailar y mecerse a mucha gente. Mi hija me hizo notar que la cantante a veces cantaba en árabe. Claro entendí muy pocas palabras como 'gracias', 'todos' y algunas más, pero no me extraña ya que la letra de ciertas canciones siempre me ha costado trabajo descifrar en cualquier idioma. La hora pasó volando y llegó el momento de terminar el concierto e irnos. Son esas oportunidades imprevistas que se presentan en el verano por aquí y que hay que aprovechar.
08:00 Anotado en Espectáculos | Permalink | Comentarios (0) | Tags: música, parís, muchedumbre