domingo, 19 septiembre 2010
Monólogo egocéntrico
Terminé de leer el libro, lo cerré y me quedé pensando. ¿Cómo había podido cambiar tanto la percepción del universo desde el alba de la humanidad? La Tierra ya no era el centro del universo. Ya los astros no giraban en torno de nuestro planeta. Los planetas sí giraban alrededor del sol que fue el centro del universo durante varios siglos, pero después se descubrió que el sol no estaba en el centro de la galaxia sino que quedaba en una orilla. Como cualquier habitante de una gran ciudad que vive en las afueras y no en el centro histórico. Los avances de la ciencia mostraron que la galaxia, nuestra Vía Láctea, tampoco era el centro del universo. Había cúmulos de galaxias de las cuales la nuestra era solo una más. Vivíamos en una galaxia media, ni demasiado joven, ni demasiado vieja. Igual pasaba con el sol, una estrella media en tamaño y temperatura como millones de millones más en millones de galaxias. La Tierra era un planeta medio: ni el más pequeño ni el más grande, aunque quizás el único con vida humana, al menos en nuestro sistema solar.
La Tierra ya no era plana, Europa ya no era el centro del mundo, vivía en una ciudad mediana, ni rica ni pobre, era de clase media, era medio inteligente sin ser bruto ni genio. Trabajaba en una empresa media. No era desconocido ni reconocido. Ya mis padres no eran el centro del mundo, mis dioses, ni yo su centro de atención. Estaba en medio de la envidia, la admiración, el desprecio y la indiferencia de mis contemporáneos. Tenía los años medios de una vida adulta con una esperanza de vida tan larga como los años que ya había cumplido. Estaba en la edad media. Los demás siempre serían o más jóvenes o más viejos y cada cual seguiría siendo el centro del universo. El universo ya no tenía centro, cada uno de nosotros era el centro, el egocentro del mundo. Así me tranquilicé en mi edad media y mi mediocridad de escritor, de pintor, de músico, de jugador de ajedrez, de bailarín de tango, de amante fiel, de informático de pacotilla, pero el centro inmutable del universo que aunque no quisiera seguiría girando alrededor de cada uno de los millones de egocéntricos que poblamos el mundo. Ese libro me lo había aclarado todo... medio aclarado.
08:00 Anotado en Cuentos | Permalink | Comentarios (2) | Tags: filosofía, divagación, ficción
domingo, 12 septiembre 2010
Matachín
No sé qué me sorprende más, si descubrir que una palabra que yo creía universal resulta ser un colombianismo o encontrar una palabra que yo creía regionalismo de mi ciudad o departamento resulta ser del vocabulario común y corriente de los hispanohablantes. Anoche por ejemplo unos amigos peruanos me preguntaron si en Colombia también se le decía poto a lo que los españoles sin ningún reparo llamar culo, es decir al conjunto de las dos nalgas. Fue a raíz de una pieza de teatro chilena en la que hablan de potos, palabra que yo creía que fuera solamente chilena y resulta que tiene una extensión más grande. Pues en mi país se dice nalgas o trasero. Decir culo es vulgar y poto no se entiende. En el diccionario dice que poto se usa en el noroeste argentino, Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay y Perú, nada menos.
El caso contario es por ejemplo la palabra matachín. Para mí siempre había estado relacionada con personajes de carnaval que iban disfrazados con vestidos hechos de tiras de todos los colores. Corrían y bailaban por las calles y asustaban a los niños. También teníamos la expresión «estás vestido o pareces un matachín» para cuando alguien no sabe combinar los colores o se ha puesto demasiados y que no cuadran. Estaba convencido de que si hablaba de matachines a hispanohablantes de otros países me iban a mirar sorprendidos por no entenderme. ¡Resulta que no!
Según el diccionario de la Academia Española, la palabra viene del italiano mattaccino que es payaso o bufón y en el sentido que me interesa, significa:
- 1. m. Antiguamente, hombre disfrazado ridículamente, con carátula y vestido de varios colores ajustado al cuerpo desde la cabeza a los pies.
- 2. m. Danza de los matachines, que parodiaba las danzas guerreras de la antigüedad.
- 3. m. Juego consistente en una especie de lucha con espadas de palo y vejigas llenas de aire, practicado por los matachines mientras bailaban.
dejar a alguien hecho un ~.
1. loc. verb. coloq. Avergonzarle.
10:28 Anotado en Lengua | Permalink | Comentarios (1) | Tags: regionalismos, vocabulario, léxico
jueves, 09 septiembre 2010
Llegando a la otra orilla
Ya casi llego al final de la aventura de escribir una novela consecuentemente gruesa al ritmo de dos mil palabras por semana. Véase al respecto mi nota del 10 de febrero. Hasta hoy voy por el capítulo XXVIII de los treinta que me propuse completar. Me ha gustado el ejercicio que me fuerza a escribir a diario y a construir un relato complicado con muchos personajes. Aunque no estoy demasiado contento con el resultado, por lo pronto me apresuro a darle los últimos toques al desenlace. A grandes rasgos es lo que había previsto desde el comienzo, pero ahora que lo estoy poniendo sobre papel, ha cambiado bastante. Dentro de pocas semanas me tendré que separar de estos personajes que han salido de mi imaginación y de los que me he encariñado por más de que no son angelitos sino más bien demonios. Transcurre entre París y San Petersburgo con algunos personajes muy canallas. No tengo previsto publicarla por mi cuenta. A menos que algún editor se interese en ella o que de chiripa gane un concurso, lo más probable es que permanezca inédita en un cajón de mi PC y de mi mente para siempre. Sin embargo, me gustaría que alguien de lengua materna española la lea con ojos nuevos y me diga sinceramente qué le parece. ¡Se busca un voluntario! Otra idea loca sería lanzar una suscripción por la Internet para que quienes quieran participar a la edición de la novela depositen el precio de un ejemplar más los gastos de envío postal que les enviaría cuando se publique, ¡je, je! Así lo han logrado músicos y cineastas osados en estos días de la globalización. ¡Se buscan mecenas! :-)
08:00 Anotado en Juego de escritura | Permalink | Comentarios (1) | Tags: novela, ficción, reto