domingo, 17 octubre 2010
Microantología del Microrrelato I
Terminé de leer este librito de relatos cortos que me resultó muy ameno. Es bueno poder tener y comparar tantos autores en tan pocas páginas. Es inevitable que a uno le gusten unos más que otros. Los textos traducidos al español están bien escogidos y variados. En algunos se siente el idioma original con naturalidad a pesar de que alguna palabrita no haya sido bien escogida. El texto de Kafka me recordó a Borges y el de Chejov me dejó con dolor de estómago. Difícil escoger el trío de los que más me gustan. Excluyendo a los clásicos, digamos que por su temática, estilo y narración, mis preferidos están entre los de César Strawberry, Aurelia María Romero Colona, Manuel Villa-Mabela y Francisco Legaz. Da la casualidad de que la editorial está preparando el volumen II y que posiblemente me una al proyecto con un relato mío. Ya veremos si me sirven al menos para regalo de Navidad.
Microantología del microrrelato
Esta Microantología del Microrrelato sería la mejor publicada en el mundo hasta el momento si no fuera porque no se trata sólo de microrrelatos, sino que el editor, con la intención perversa de que el lector tenga lectura suficiente para ir desde la estación de Atocha a la de Recoletos, desde Paseo de Gracia a la Plaza de Cataluña, de San Sebastián a Anoeta, o de Alzira a Catarroja, ha incluido algunos relatos breves atendiendo a su calidad y brillantez. Así, el lector encontrará en este libro extraordinarios microrrelatos de Joaquín Leguina, Slawomir Mrozek, Franz Kafka, Juan Antonio Bueno Álvarez, Jules Renard, Émile Zola, Javi J. Palo, Saki, Ambrose Bierce, Tomás Pérez Sánchez, Anton Chejov, Pedro Amorós y José Manuel Fernández Argüelles. Al mismo tiempo, hallará impresionantes relatos breves de Víctor Hugo, Andrés Fornells, Francisco Legaz, Anatole France, Alberto Castellón, Manuel Villa-Mabela, Guillaume Apollinaire, Rafael Domínguez Molinos, Sasi Alami, Raúl Hernández Garrido, Marcel Schow, Aurelia Mª Romero Coloma, Álvaro Díaz Escobedo, Jean Lorraine, César Strawberry, Alphonse Daudet, Santiago García Tirado, Marcel Proust y Miguel Ángel de Rus. Abriendo el libro con un microprólogo de Alicia Arés. Nos encontramos ante una selección de la mejor literatura breve creada desde comienzos del S.XIX hasta nuestros días, que tiene como nexo de unión una mirada crítica, ácida en ocasiones, que pasa por la ironía llegando incluso al sarcasmo. Y siempre de un modo rápido y brillante. Es el libro ideal para esos breves momentos de paz que nos depara la vida.
Cercanías es la colección de Ediciones Irreverentes dedicada a obras breves, impactantes e irrespetuosas, con especial atención a las vanguardias literarias y obras marginales o incluso malditas; una apuesta por libros refractarios a la ideología dominante y por autores noveles y del extrarradio
10 euros - 112 páginas
ISBN: 978-84-96959-39-2
www.edicionesirreverentes.com/Cercanias/Microrrelatos.html
15:40 Anotado en Libros | Permalink | Comentarios (1) | Tags: ficción, español, editorial, antología, microrrelato, irreverentes
sábado, 16 octubre 2010
Carné de viaje: inmersión total
Es curiosa esa sensación de estar en medio de una muchedumbre sin conocer a nadie, observando las formas de vestir y de hablar, los gestos, tratar de descifrar actitudes y a través de todo esto de conocerse a sí mismo, de cuestionar su propia existencia. Cuando vivimos en un medio conocido, todo nos parece natural y lo extraño salta a la vista de forma diferente. Aquí casi todo es extraño. Hasta ver a cualquiera sacar un teléfono celular del bolsillo me sorprende sobre todo si el individuo va con vestido tradicional.
Sentado en un bar cairota a mitad de la tarde, estuve tomando una cerveza fría y mirando a los vecinos de mesa. El local no estaba nada lleno, pero parece que por las noches es muy animado. Se llama el bar La Libertad (en árabe claro está). El bar tiene paredes color amarillo pálido, con muchos ventiladores colgando del techo. Mi guía dice que es un lugar donde se reúnen jugadores de ajedrez. Esa tarde no vi ninguno.
Frente a mí se sentaron tres personas: una pareja joven y un hombre mayor. La mujer estaba vestida con un turbante negro pero con la cara descubierta. Tenía una blusa roja y bluyín y hablaba poco. El hombre mayor parecía dar consejos al joven que no paraba de hablar y que me daba la espalda. Traté de escuchar lo que decían pero no alcanzaba a oír nada claramente. La única palabra que detecté varias veces fue «problema» (en árabe). Los gestos que empleaba el señor los he visto en muchas personas por aquí, pero no sabría interpretarlos. Les gusta expresarse con las manos, como si fueran italianos. Es quizás una costumbre mediterránea.
Recordé a un amigo noruego diplomático que conocí hace tiempo y que contaba que había aprendido a hablar árabe en Líbano en los bares diciendo en noruego que no hablaba árabe, ni inglés, ni francés, ni español para obligarlos a dirigirse a él en árabe. Buena táctica.
Las mujeres se visten de maneras diferentes. Algunas con el pelo y la cara descubiertos, otras con pañoletas que les cubren el pelo y más o menos la cara. Claro que las hay que andan con un velo que no les deja ver sino los ojos y hasta con guantes en este calor tan fuerte. Nada les impide mirarlo a uno a los ojos tras un velo negro. La forma de ponerse el velo es muy variada. Hay unos que tiene mucho volumen y que no me imagino cómo son por debajo para dar ese aspecto tan diferente. Eso sí, como en todo el mundo, hay mujeres muy bonitas con o sin velo. Supongo que a unas les favorece esa vestimenta y a otras no.
Los hombres van muy a la occidental. De vez en cuando y dependiendo del barrio se ven hombres con vestido tradicional como uno se los imagina en los cuentos orientales. Yo trato de fundirme en la masa y de no llamar la atención, pero en las avenidas y calles turísticas siempre se me acerca alguien a proponerme comprar algo o a indicarme un lugar interesante. Son pesados y aburridos. Siempre con las mismas preguntas: ¿De dónde es usted? ¿Cuándo llegó? ¿Es su primer viaje a Egipto? ¿Habla árabe?
17:01 Anotado en Viajes | Permalink | Comentarios (0) | Tags: egipto, cairotas
viernes, 15 octubre 2010
Carné de viaje: a barriga llena, indigestión segura
Uno de los cambios más grandes que uno experimenta cuando viaja al extranjero es la alimentación. En el Centro Francés de Cultura y Cooperación donde estoy estudiando hay cafetería y restaurante donde venden platos internacionales sencillos. Ahí he comido varias veces al terminar las clases, si no, en otros restaurantes en la calle. Estuve en uno libanés que aconsejan en la guía que tengo de la ciudad que se llama Taboula y que me pareció muy bueno. Queda en la calle América Latina (otra coincidencia) en una calle tranquila y peatonal pues es al lado de la Embajada de los Estados Unidos. El ambiente y la decoración en el interior son muy agradable y se come bien.
Otro día fui a un restaurante popular en el centro que también está en mi guía y que da la casualidad me aconsejó uno de los profesores de árabe. La especialidad es un plato típico que se llama koshari, un revuelto de arroz, macarrones, lentejas y garbanzos con salsa de tomate, que resultó muy sabroso y económico a la vez. El sitio es curioso pues está en medio de talleres de reparación de automóviles y las calles y aceras aledañas están llenas de carros que los mecánicos arreglan afuera en medio de los peatones. El local tenía además aire acondicionado que me cayó muy bien para descansar del calor tan fuerte que tenemos. Ahora entiendo mucho mejor la necesidad de la siesta.
Pues bien, ayer almorcé de nuevo en el instituto un plato sencillo de pescado con arroz con una salsa a la crema. Todo iba bien hasta mitad de la tarde. Regresé al hotel para dejar pasar el calor y salir a pasear, pero fue ahí que se declaró la indigestión y ya se pueden imaginar lo malo que pasé. Estuve tomando agua y hoy desayuné muy suave con té y pan solamente. A ver si le doy algo más consistente pero liviano dentro de un rato.
17:05 Anotado en Viajes | Permalink | Comentarios (1) | Tags: comida típica