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lunes, 11 octubre 2010

Carné de viaje: primer día - estudio y turismo

NV-IMP690.JPGEsta es la vista de la ciudad desde mi ventana. Se alcanza a ver el Nilo y un barco (o construcción en forma de barco) que iluminan en la noche.  Anoche con el ruido del aire acondicionado y el de los carros en la calle, me desperté varias veces, pero al fin y al cabo dormí bien.

En Ginebra me compré una camarita de bolsillo pero creo que quemé el cargador de la pila por haberla introducido mal. La cámara funciona pero la pila ya está casi descargada. A ver si compro uno nuevo para poder llevar recuerdos fotográficos.

Ayer llegué un poco tarde a clase. No fue tan fácil encontrar el lugar. Tuve dos profesores: un para la comprensión escrita y la gramática y otro para la comprensión oral. Estuvimos hablando de política. Algo aprendí sobre Egipot y Medio Oriente en ese aspecto. Me parecieron buenos. Tendré varios profesores. Cada uno me da dos horas de clase individual. Hay muchos jóvenes en ese centro que pasan aquí todo el año estudiando árabe en grupo. El acento egipcio es diferente (pronuncian la letra yin como guin y me despista). Me costaba trabajo reconocer ciertas palabras con los profesores, pero no está mal. Hay mucho vocabulario nuevo.

Esta tarde hizo calor, llegué cansado y dormí siesta. Anduve en mangas de camisa. Por la noche hay una brisa agradable. Para cruzar las calles a pie es como si uno estuviera en Bogotá. Además no hacen más que pitar.

La guía dice que hay un restaurante libanés muy bueno cerca de la Embajada de Estados Unidos que está al lado. A ver si me doy una buena comida.

La plaza más cercana al hotel se llama Simón Bolívar y tiene estatua. Fue al verle la cara que me di cuenta. El hotel es muy central. Lo aburrido son los vendedores que detectan que uno es extranjero y quieren que uno compre cualquier cosa. Todavía no me doy cuenta del valor de la libra egipcia. Un euro son como 6 libras, pero los cálculos no son fáciles. Además añaden el servicio y el IVA a los precios de los menús.

Por ahora he hablado en árabe solamente con los profesores. Ando todavía despistado.

08:00 Anotado en Viajes | Permalink | Comentarios (4) | Tags: egipto, el cairo, árabe

domingo, 10 octubre 2010

Carné de viaje: El Cairo

NV-IMP689.JPGHeme aquí en la capital de Egipto donde voy a pasar quince días medio de vacaciones y medio estudiando árabe. No he visto más que el trayecto del aeropuerto al hotel. Para manejar aquí se necesita ser egipcio. Me sentí en México con tanto carro y puentes y viaductos. Donde hay dos carriles pintados en el pavimento, se meten cinco carros. La locura. Veinte millones de cairotas, la cuarta parte de la población del país. Me dicen que no hay «pico y placa» y entonces todos los carros pueden circular todos los días. No sé cómo hace la gente para atravesar las calles. Vi el Nilo de noche con unas construcciones iluminadas o quizás eran barcos.

La semana de trabajo comienza el domingo y termina el jueves. Tengo una hora más aquí que en Ginebra. La temperatura está mucho más alta que en Suiza. Las previsiones para estos días son de 37 grados máximo y mínima 26 con sol todo el día. Si hace mucho calor en la tarde, me tocará dormir siesta. Ya veremos.

08:03 Anotado en Viajes | Permalink | Comentarios (0) | Tags: egipto, el cairo, árabe

sábado, 09 octubre 2010

Para subir al cielo se necesita

NV-IMP688.JPGAhora ya no recuerdo bien cuándo fue pero estoy seguro de que era un viaje de Ibagué a Medellín, adonde estaba viviendo uno de mis hermanos. Fui a visitarlo dos o tres veces mientras estuvo allá. En uno de esos viajes fui en tren con mi papá desde Bogotá. Un viaje que me pareció interminable pues pasamos una noche entera y dormí mal en una de esas bancas de resortes y forradas en cuero o plástico, quizás roja.

Esta vez fue desde Ibagué, un viaje muy novedoso para mí. Nunca había visto el país desde esa altura. Era un aparato pequeño para unos diez pasajeros como máximo. Me tocó el puesto del copiloto. Aguanté el ruido de los motores de hélice que parecía ensordecedor. Años después entre Grenoble y Lanion en Francia volví a sufrir y a revivir ese ruido insoportable y esa angustia indescriptible.

Soy un terrestre, y cada vez más, pues me da vértigo la altura y no me siento cómodo en el agua. Volar entre las nubes y ver todo pequeño desde arriba sin tener la referencia de mis pies fue una gran novedad. El aterrizaje en Medellín fue impresionante; el aparato parecía esquivar los diferentes cerros que se encontraban en su camino hacia la pista de aterrizaje. Después de ese, ha habido muchos más y ya no me impresiona nada ese medio de transporte. No sé qué edad tenía entonces. Seguramente entre quince y diecisiete. Mi hija a los tres meses de nacida ya estaba cruzando el Atlántico por los aires. Parece que fue hace siglos y sin embargo tengo imágenes claras metidas en algún rincón de mi cabeza.