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viernes, 06 noviembre 2009

Puntos de existencia

portada-libro-puntos_de_existencia.jpgHa llegado a mis manos el libro Puntos de existencia de Fernando, un viejo amigo; nos conocimos en la universidad hace como treinta y ocho años. Es un libro de relatos, de memorias, de ficciones, de reflexiones varias. Ojeándolo me doy cuenta de que conozco casi todos los textos pues Fernando desde hace años envía regularmente sus escritos por correo electrónico a los amigos, además de publicarlos más recientemente en un blog. Contiene algunos que son verdaderas joyas, como por ejemplo el que se titula El río humano o Choferes de familia. Me parece que en el papel se ven mucho mejor; en la fría pantalla del PC no salen igual, parecen muy largos y hay que escoger el buen momento para concentrarse y sacarles gusto. En ellos se mezclan entre otras cosas el buen humor, la tristeza, los finales sorprendentes, la ironía, la exageración y la fantasía. El tiempo que pasa y el final que nos espera a los mortales y pasajeros humanos se esconden detrás de cada línea, de cada palabra. Como dice el prólogo, aquí se ve que aunque uno crea que todo está escrito y no hay nada nuevo bajo el sol, siempre se pueden presentar las cosas desde otro ángulo, dándole otros matices y mostrando originalidad. No me queda más que desearle que continúe en esta vía durante mucho tiempo.

http://www.puntosdeexistencia.blogspot.com/

jueves, 05 noviembre 2009

Filmar en América Latina

NV-IMP546.jpgEstá por empezar la undécima edición del festival de cine latinoamericano de Ginebra. Serán diecisiete días de proyecciones de filmes de ficción y documentales de muchos países, varias épocas y varias salas. Trataré de aprovecharlo concentrándome especialmente en los tres fines de semana que es cuando tendré más tiempo.

Durante dos años fui miembro del comité organizador, pero ya me retiro, por falta de tiempo suficiente: el que mucho abarca, poco aprieta. Este año es medio crítico para el festival, ya que por cuestiones económicas se estaré jugando un poco su futuro. Se necesita un mínimo de espectadores para no tener pérdidas y que las entidades que lo apoyan continúen financiándolo. Sería una lástima que desapareciera ya que es una oportunidad única de ver tanta película de nuestros países. Ya les contaré lo que vaya viendo. El programa detallado está aquí: <http://www.filmar.ch>. Si pueden ir, no se lo pierdan.

miércoles, 04 noviembre 2009

Cómo comer un banano

NV-IMP545.jpgEl banano fue mi fruta preferida de niño, quizás por su facilidad en comerlo, quizás por lo dulce y por las variedades que había. Sigue siendo una fruta que me gusta pero menos que antes; ahora según la estación prefiero una mandarina, un albaricoque, una manzana o cerezas y claro, cuando voy a Colombia prefiero comer frutas que aquí no se consiguen como la curaba, al guama o la pomarrosa.

Si la variedad de banano era la llamada bocadillo, esos muchos más pequeños como miniatura, lo que hacía era comérmelo como una puré haciéndolo salir por la punta como si fuera un tubo de crema dental o de leche condensada. En el colegio nos gustaba llenar de agua la cáscara vacía y ofrecérselo a otro niño fingiendo que estaba intacto y sorprenderlo espichándolo como una pera de caucho y lavándole la cara. Al cabo de un tiempo, nadie caía en la trampa.

Había otra variedad llamada banano manzano que tenía un sabor a manzana o el banano popocho que era más regordete. No recuerdo los nombre de tantas variedades.

A mí gustaba cuando compraban un gran racimo de bananos que se iba madurando y yo iba comiendo diariamente uno o dos, siempre los más maduros. La cáscara se iba poniendo amarilla y cuando ya tenía pecas era que estaba en su punto. Siempre había alguien que se comía el banano quitándole completamente la cáscara de una sola. A mí me gustaba salir de la casa para el colegio a eso de las dos y media de la tarde con un banano que iba pelando poco a poco e iba comiendo con gusto ya fuera solo o acompañado. Al cabo de unas dos cuadras ya era hora de tirar la cáscara vacía. Lo normal era ponerla en algún basurero callejero o en la cuneta, pero de pícaro a veces lo que hacía, si nadie me estaba viendo, era tirarla hacia atrás sin mirar donde caía imaginándome que alguien iba a pisarla y deslizarse. Me gané algunos regaños de algún adulto que me vio efectuando la pilatuna y afortunadamente dejé la costumbre.

Una vez mi abuelo viendo que el racimo de bananos se consumía demasiado rápido para su gusto me dijo que no me los comiera tan rápido. Entonces con mi mentalidad infantil decidí que no comería más bananos y durante varios días no toqué uno solo. El abuelo al darse cuenta que yo estaba sentido por su observación me dijo que comiera de nuevo, que se iban a dañar, que no lo tomara así. Es una anécdota que quedó en la familia. Los niños reaccionan muy raramente a veces, son muy susceptibles o demasiado consentidos.

08:00 Anotado en Recuerdos | Permalink | Comentarios (1) | Tags: infancia, frutas