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viernes, 25 junio 2010

Anagramas

NV-IMP654.JPGEntre los tuertos tutores hay un versuto vuestro que resurtó tras el choque para que rotures según planes ruteros sacando a los utreros para evitar estrupo, estupro y estupor en los puertos puteros que suporte el estopor petroso por los porteos de poteros y proteos como aquel que repostó pidiendo soporte para los esporos que los poseros o el posesor tras muchos proseos y reposos soperos durante sopores soñaron con estos anagramas válidos en el scrabble.

domingo, 20 junio 2010

Insólito

NV-IMP652.JPG

Se despertó en un lugar extraño, como una unidad de cuidados intensivos de un hospital. Todo era blanco o metálico: paredes, cortinas, lámparas y muebles. Había aparatos de medida que indicaban los signos vitales de cada paciente. Se sentía cansado. Quiso mover los brazos pero estaba atado a la cama con correas. A su izquierda había una cama con otro paciente dormido. A su derecha se encontró con los ojos abiertos de una mujer que lo miraba fijamente:

- Hola. Soy María. ¿Cómo te llamas?

- No me acuerdo. ¿Dónde estamos?

- En el Hospital Militar Universitario de Huelva, en el Campus del Carmen. Llevo más de un año aquí. Espero salir pronto. Pon cuidado a todo lo que te diré para que se lo cuentes a ese otro cuando se despierte. La mayor parte de lo que sé me lo contó un hombre que estaba a mi derecha y que ya dieron de alta mientras que tú dormías profundamente.

- Lo único que sé es que estaba en la Facultad de Derecho y que salí corriendo hacia un sitio secreto al que entré por una puerta disimulada en un jardín camino de la playa. El resto es un vacío total en mi cabeza.

- También tengo un recuerdo vago de una carrera desde la playa hasta aquí durante las festividades de San Juan. Todo lo anterior se me ha borrado de la cabeza.

- Al menos recuerdas tu nombre. ¿Qué más sabes?

- Ese nombre me lo dieron los médicos que pasan a vernos cada noche. Tú y yo, el hombre que se fue y seguramente el tío que está durmiendo al otro lado hemos venido aquí voluntariamente para participar en un experimento militar secreto de lavado de cerebro. Al comienzo del proyecto murió mucha gente que no aguantó el tratamiento. Según parece habíamos tenido una vida muy difícil y nos han escogido para hacernos renacer dándonos una nueva oportunidad.

- ¿Qué habremos hecho?

- No sé. Algo malo o doloroso o insoportable, porque ¿para qué aceptar que nos borren la mente? Espero que haya sido un éxito y podamos volver a vivir libre y normalmente. Parece que los primeros que sobrevivieron al tratamiento terminaron locos.

- Vaya, vaya. ¡De eso se trata! Al menos la limpieza del cerebro ha sido un éxito. Espero que no hayan borrado más de la cuenta y que todavía sepa correr, leer y contar.

- Parece que el choque más fuerte será cuando veamos nuestras caras en el espejo. No nos reconoceremos pues nos han practicado cirugía plástica para que nadie nos descubra. Tendremos una nueva identidad y no volveremos a cruzarnos con nadie que nos haya conocido antes.

- ¿Qué edad tenemos?

- No sé. Pareces de unos treinta y pico de años. ¿Y yo?

- Diría que tienes esa misma edad.

En ese momento entraron al cuarto un grupo de enfermeras, se llevaron a María en una camilla, corrieron las camas a la derecha y al fondo pusieron a un nuevo paciente.

Inspirado en http://actualidad.orange.es/insolito/un_preso_de_la_carce...

domingo, 13 junio 2010

Niebla oscura y confusa

NV-IMP649.JPGInspirada en una frase de Carlos Ruiz Zafón
en El príncipe de la niebla.

La decisión era terminante: partirían al amanecer del día siguiente. Hasta entonces, debían empacar todas sus posesiones y prepararse para el largo viaje hasta su nuevo hogar. Eran las seis de la tarde, les quedaban menos de doce horas para tener todo listo. Salma quería llevarse todo, Sigmar, abandonarlo todo. Ella sacó las dos maletas más grandes que tenía, él, un morral mediano. Patrick vendría a buscarlos en su camioneta azul. «Pondré mis álbumes de fotos, joyas, cartas de amor, diplomas, remedios, trajes, perfumes, maquillaje, libreta de direcciones, teléfono, cámara fotográfica, PC, libros favoritos, diccionarios. ¡No sé, no sé! Tenemos poco tiempo», decía en voz alta buscando sus cosas.

«Llevaré mis recuerdos en la cabeza, un lápiz, un papel, mi pasaporte, mi tarjeta de crédito, ropa para tres días, el dinero en efectivo que tengo en la caja fuerte, una pistola, barras vitaminadas y agua en una cantimplora. El resto sobra», comentaba él despreocupado mirando un partido de fútbol en la televisión. Salma empacaba sin parar. Cuando terminó el partido antes de medianoche, se levantó, puso lo anunciado en su mochila y se fue a dormir. Salma siguió dando vueltas sacando algo de las maletas para poner otra cosa de pronto más importante. Una niebla espesa invadió la ciudad ahogando todas las luces de ese invierno austral.

Sigmar abrió los ojos a las cinco de la mañana, se levantó como un resorte, se preparó sin prisa y salió al balcón para esperar a su amigo. La niebla apenas dejaba ver la entrada del edificio quince pisos más abajo. Salma dormía profundamente sobre sus maletas atiborradas y sin cerrar. Su compañero salió tranquilo, cerró la puerta sin llave y bajó al encuentro de Patrick. «¿Solo llevas eso? Vamos lejos. ¿Dónde está Salma?», preguntó el irlandés. «No necesito nada más. Lo dejo todo. Quiero empezar una nueva vida. Salma decidió quedarse. ¿Adónde vamos?», contestó Sigmar sin ninguna expresión en su rostro. «Allá ella si se quiere quedar. Al fin y al cabo es a nosotros a quienes quieren matar. Nuestra misión es llevar sano y salvo al hijo del rey de la mafia a su tierra natal en la isla del Príncipe de Galles en la península del cabo York al norte de Australia. Nos está esperando en un escondite a las afueras de Melbourne para recorrer más de tres mil kilómetros de sur a norte», explicó Patrick mientras se alejaban.