martes, 06 julio 2010
Paráfrasis
13:40 Anotado en Juego de escritura | Permalink | Comentarios (1) | Tags: ficción, microrrelato, interpretación
domingo, 04 julio 2010
Insólito duro y blando
Pedro tenía cita con el director de recursos humanos de la empresa que más le gustaba en su área de especialización gracias a los contactos de un amigo. Estaba convencido de tener el truco para que lo contrataran. Lo había leído por casualidad en un artículo conjunto de investigadores de Yale, Harvard y MIT sobre la influencia del tacto en las decisiones. Su estratagema era invitarlo a su taller para mostrarle sus obras más importantes. El director llegó puntual y lleno de curiosidad. La idea de introducir el arte como terapia para mejorar las relaciones en la empresa le parecía original. Pedro lo recibió con un fuerte apretón de manos y lo llevó por los pasillos llenos de cuadros impresionantes e impresionistas hasta su despacho. Le dio la silla más cómoda, móvil y mullida y le propuso que probara con plastilina a reproducir una escultura que había puesto en el escritorio. Mientras tanto le iba contando sus ideas y proyectos. Cuando el director terminó de recrear mal su modelo, Pedro le pasó su hoja de vida y su pesado y completo book de obras que estaba encuadernado en pasta metálica pesada y rígida. «Lo siento, pero este libro está demasiado pesado. Tengo una enfermedad que me impide cargar cosas así. Además esta silla es demasiado blanda y me hace daño en la columna. Creo que he perdido el tiempo viniendo hasta su taller. Voy a estudiar con calma su expediente si me lo envía por correo electrónico pero tenga cuidado de que el fichero no sea muy pesado para que no lo rechace el sistema de filtrado de spam», dijo enojado. Mientras tanto Pedro veía desvanecerse su truco de influenciar la decisión de su interlocutor por culpa de sus inesperados problemas de tacto.
Inspirado en http://actualidad.orange.es/insolito/dime_que_silla_tiene...
00:15 Anotado en Juego de escritura | Permalink | Comentarios (1) | Tags: ficción, incomprensible
domingo, 27 junio 2010
Insólito húngaro
El profesor István Aranyosi Szilágyi, experto en fenómenos naturales extraordinarios, llegó a Rákóczifalva un lunes temprano por la mañana. Venía de la Universidad de Budapest tras recorrer los cien kilómetros de distancia repasando el caso que le habían encargado. Tenía que ir a una casa a las afueras de la localidad donde una tal Szilvia los había llamado pidiendo ayuda. La casa quedaba a la orilla de un lago. El viento fuerte parecía aumentar a medida que se acercaba al destino. István bajó el material indispensable para las mediciones y para la entrevista de la mujer. La señora de casi ochenta años le abrió la puerta.
«Téngase fuerte pues el viento es muy peligroso aquí», dijo invitándolo a entrar. «Vayamos al grano. Vea usted. Aquí hay algo muy raro. Con los años se ha vuelto casi imposible salir tranquilos a pasear. El viento se concentra con fuerza por ráfagas y se lleva las cosas volando sin piedad. Primero fueron las lluvias de ranas, después los pájaros que no podían aterrizar, los gatos que se quedaban en las cimas de los árboles y los perros que iban a caer a las casas vecinas a veces sobre los techos. Lo peor fue cuando a mi esposo se lo llevó un vendaval regresando de una fiesta con sus amigotes. Venía tan borracho como siempre. Lo vi tambalearse por la calle y agarrarse a los árboles y postes de la calle antes de entrar cuando el viento se lo llevó volando y dos días después apareció ahogado en el lago. Eso pasó hace cuatro años exactamente, pero no me pienso ir a ninguna parte. Moriré aquí pase lo que pase», explicó.
«Deben de ser los cumulonimbos característicos de esta zona que se concentran entre las montañas que nos rodean y se encajonan por el valle en esta dirección. Desde que abrieron los túneles para la autopista se forman remolinos de viento como si fuera agua que se escapa por un sifón. Pueden ser muy fuertes como usted lo ha notado. ¿Puedo salir a medir la fuerza y dirección del viento?», preguntó. «Sí, claro. A eso vino, ¿no? Pero tenga mucho cuidado. Agárrese con fuerza de lo que pueda», contestó la señora acompañándolo a la puerta.
Él se sentó en un banco y se puso unos zapatos de plomo. La mujer llamó al perro y lo agarró de un collar fuertemente. Salieron al jardín donde el experto empezó a instalar sus aparatos. En esas estaba cuando llegó un ventarrón que arrancó aparatos y experto por los aires. La mujer apenas tuvo tiempo de regresar corriendo a su casa a protegerse con su perro. «¡Otro experto que sale volando antes de poder medir y encontrar la solución a esta situación tan extraña! Ya van cinco con este. A ver si el próximo que me envíen sirve para algo», refunfuñó Szilvia mirando por la ventana sin ver rastro de István.
Inpirado en http://actualidad.orange.es/insolito/lluvia_de_ranas_en_u...
09:33 Anotado en Juego de escritura | Permalink | Comentarios (0) | Tags: ficción, cuento, viento, lluvia