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martes, 26 octubre 2010

Mots rares

NV-IMP697.JPGL'awacs audonien était en panne. En attendant le réparateur, le technicien avait préparé des bourrides en suivant des recettes en abyme pleines d'allitération. Sa berthe lui donnait un air bizarre, comme un enfant que l'on voulait abrier. « Je l'abonnirai avec des fruits de l'annonier et de la cuisine moléculaire en amyle et en acyle.  Si vous bateliez, je cuisinerai comme un cordon bleu espagnol à la mode », pensa-t-il.

  • awacs=[awaks] n.m. Mil. Système de surveillance par radar aéroporté.
  • abonnir=v.40. Vx. Rendre meilleur.
  • abrier=v.15. Québ. Couvrir (un enfant).
  • abyme=| (en) loc. (Œuvre littéraire, artistique) incluse dans une œuvre de même nature.
  • acyle=n.m. Radical organique.
  • allitération=n.f. Répétition délibéré des mêmes sons dans une phrase ou un vers.
  • amyle=n.m. Radical hydrocarboné.
  • annonier=n.m. -> annone (=annonier, anona, anone, anonier) Arbre fruitier d'Amérique tropicale.
  • audonien, enne=adj. De Saint-Ouen.
  • bateler=v.22 (je batelle...) Faire des tours d'adresse. - Transporter sur un bateau.
  • berthe=n.f. Large col arrondi. - Bidon à lait.
  • bourride=n.f. Sorte de bouillabaisse à l'ail.

jueves, 09 septiembre 2010

Llegando a la otra orilla

NV-IMP679.JPGYa casi llego al final de la aventura de escribir una novela consecuentemente gruesa al ritmo de dos mil palabras por semana. Véase al respecto mi nota del 10 de febrero. Hasta hoy voy por el capítulo XXVIII de los treinta que me propuse completar. Me ha gustado el ejercicio que me fuerza a escribir a diario y a construir un relato complicado con muchos personajes. Aunque no estoy demasiado contento con el resultado, por lo pronto me apresuro a darle los últimos toques al desenlace. A grandes rasgos es lo que había previsto desde el comienzo, pero ahora que lo estoy poniendo sobre papel, ha cambiado bastante. Dentro de pocas semanas me tendré que separar de estos personajes que han salido de mi imaginación y de los que me he encariñado por más de que no son angelitos sino más bien demonios. Transcurre entre París y San Petersburgo con algunos personajes muy canallas. No tengo previsto publicarla por mi cuenta. A menos que algún editor se interese en ella o que de chiripa gane un concurso, lo más probable es que permanezca inédita en un cajón de mi PC y de mi mente para siempre. Sin embargo, me gustaría que alguien de lengua materna española la lea con ojos nuevos y me diga sinceramente qué le parece. ¡Se busca un voluntario! Otra idea loca sería lanzar una suscripción por la Internet para que quienes quieran participar a la edición de la novela depositen el precio de un ejemplar más los gastos de envío postal que les enviaría cuando se publique, ¡je, je! Así lo han logrado músicos y cineastas osados en estos días de la globalización. ¡Se buscan mecenas! :-)

martes, 24 agosto 2010

Por fin en la sin salida

NV-IMP673.JPGEl hombre se estrelló contra la pared del callejón sin salida y cayó desmayado mientras la policía llegaba en su busca. Lo venían persiguiendo desde la librería donde lo vieron salir corriendo sin saber qué pasaba pero con los atracos que habían sucedido últimamente no dudaron un segundo en pensar que tenían delante de ellos al ladrón. El hombre había entrado a comprar un libro sobre cómo escribir una novela en noventa días pues quería participar en un concurso literario. Estuvo tan contento y tan apresurado que salió corriendo para empezar de inmediato su obra. Los policías gritaban alto ahí, manos arriba, pero el hombre no se daba por enterado ya que era medio sordo. Le había llegado la noticia del concurso por correo electrónico y la idea de escribir desde el final hacia el comienzo le pareció divertida. Era aficionado a la escritura pero se sentía muy inmaduro para obtener un buen puesto. Sin embargo le gustaba participar y tener la ilusión de que iba a ganar. Ser profesor de literatura desempleado lo tenía frustrado y nervioso. Si ganaba el concurso podría olvidarse del trabajo de profesor y dedicarse a escribir como cualquier Cervantes. El premio era gordo. Cuando por fin se dio cuenta de que lo estaban persiguiendo, vio a los agentes con sus pistolas desenfundadas y oyó un par de tiros al aire, se asustó mucho pero en vez de parar corrió más rápido y se equivocó de calle. Al voltear se encontró frente a la sin salida y no tuvo tiempo de frenar. Cuando se despertó en la ambulancia había perdido completamente la memoria y su historia se había esfumado para siempre.