domingo, 30 mayo 2010
Sin memoria me moría
Estaba sentado en la terraza de un restaurante ginebrino. No sabía que estaba haciendo allí ni qué hora era ni dónde estaba. Frente a mí, una mujer joven me hablaba de cosas incomprensibles: se quejaba del trabajo, de su jefe y colegas, del cansancio de tanto trajín, de proyectos de vacaciones, de planes para casamos pronto, de su familia burguesa ginebrina y de no sé qué otras cosas absurdas. Miré mis manos y las vi arrugadas y temblorosas. Pasé la derecha por mi cara y sentí una barba espesa. Todas las mesas alrededor estaban ocupadas. Me hubiera gustado ver mi cara en un espejo para intentar recordar quién era yo. Ella hablaba sin parar, a veces puntuaba sus frases con un ¿cierto?, ¿no es así?, ¿no? y otras muletillas sin darme tiempo de responder. El mesero nos trajo dos pizzas que seguramente habíamos pedido antes, pero no recordaba. Me toqué mis brazos y mi cuerpo. Me sentí encerrado en la corpulencia de un gordo fofo. «¡Qué locura!», pensé. Cerré los ojos con fuerza deseando despertarme de esa pesadilla. Mi interlocutora hablaba y comía. Corté con hambre la apetitosa pizza calzone y comencé a comer acompañándola de vino tinto valpolicello. Me limité a decir ajá cada vez que sus ojos verdes me miraban pidiéndome confirmación. Al terminar el último bocado pedí perdón, me levanté y fui al baño. Allá en el espejo vi a un gordinflón barbudo que completé con el pelo y barba casi blancos y un vestido verde oscuro con corbata verde clara. En el ojal tenía un extraño girasol. Busqué documentos de identidad y encontré un pasaporte colombiano con una foto parecida al hombre del espejo junto a un nombre desconocido para mí: Alois Alzheimer. Volví atolondrado a la terraza donde mi compañera fumaba un cigarro cubano quitándole un poco de feminidad. Me senté y ella retomó su discurso incoherente. Fue en ese instante que vi llegar a un hombre, más bien joven, enfurecido, con un revolver con el que disparó a mi compañera matándola a quemarropa. La gente gritaba y buscaba refugio. Luego volteó el arma contra mí pero en el mismo instante mi vecino lo atrapó por el brazo desviando el disparo hacia el aire y dominándolo con fuerza. En ese momento recobré la memoria, reconocí al ex amante de mi novia y a ella que yacía frente a mí en un horrible charco de sangre.
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domingo, 23 mayo 2010
Adivinanza
La veo en problemas pero no en apuros, está en veremos pero no en tu poder. Aparece en la mañana, para desaparecer en la noche. Se parece a un viejo con bastón, mientras que para los fenicios representaba el agua. La lleva cualquier quídam, imam o dírham, aunque no valga un bledo. Eso sí, para los romanos eran muy importante. Hoy está en la memoria de mi computadora, pero si pierdo la memoria ni siquiera mi mamá me ama y no podré ir a Madrid ni a Moscú ni a Islamabad. Se puede ocultar durante un buen rato gracias a que no es tan frecuente. Si uno se las ingenia, pasa desapercibida, pero no para María, Marcelo o Tomasa que la quieren tanto. Te dirás, querido lector: Nelson se ha chiflado. ¿Qué puedo estar tratando de ocultar dentro de tantas palabras? ¿Todavía no lo adivinas? Está que salta a los ojos, pues se presenta en cosas tan ínfimas como las amebas, los milímetros y micrones y en otras tan grandes como los mastodontes, miles y millones. Para James Bond significaba un jefe y en las películas fue hombre y mujer. En Francia hay un cantante que la usa como seudónimo. ¿Caliente o frío? Mmmmmmmmmm... mejor ni lo digo.
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domingo, 16 mayo 2010
Sin tierra y sin corazón
¿Qué hago aquí? Mi mamá dice que los policías persiguen a los malos y defienden a los buenos. ¿Cómo sabe distinguirlos? Pobres contra pobres. Pobres policías ignorantes siguiendo órdenes de ricos propietarios. Pobres descendientes de indígenas, antiguos propietarios de toda América. Hay que respetar la ley. Si eres pobre es por tu culpa, si naciste pobre, morirás pobre. El egoísmo es proporcional a la riqueza material. Si no tienes trabajo, si te mueres de hambre, aguanta, pide limosna, prostitúyete, déjate esclavizar pero no reclames. La policía vendrá a poner las cosas en su sitio. Los ricos en sus casas enrejadas protegidos por guardias de seguridad, con dinero en bancos extranjeros, con poder de decidir sobre la vida y la muerte de sus vasallos. En la iglesia dicen que hay que amar al prójimo, que los buenos irán al cielo y que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre al reino de los cielos. ¿Qué hago aquí? Debería estar en la iglesia rezando para que un milagro arregle este mundo torcido. Pero solo soy un niño desnudo en los brazos de mi madre que lucha por darme un futuro mejor.
Una mujer indígena sostiene a su hijo mientras trata de resistir el avance de los policías del estado Amazonas que estaban expulsando a la mujer y unos doscientos miembros más del Movimiento Sin Tierra de un terreno de propiedad privada a las afueras de Manaos, en el corazón de la Amazonía brasileña, el 11 de marzo del 2008. Los campesinos sin tierra trataron en vano de resistir al desalojo con arcos y flechas contra la policía que empleando gases lacrimógenos y perros entrenados finalmente logró expulsarlos.
(REUTERS / Luiz Vasconcelos-A Critica / AE)
http://www.boston.com/bigpicture/2008/12/2008_the_year_in...
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