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sábado, 16 marzo 2013

Museo Picasso en Málaga

NV-IMP843.JPGMe gustan los museos pequeños que se pueden visitar completamente en un día o una mañana. El de Picasso en Málaga es uno de ellos. Tiene una muestra del arte del famoso pintor malagueño de estilo tan característico y desconcertante con retratos de sus numerosas mujeres o ejercicios de imitación de cuadros famosos pero con su propio estilo o esas pinturas tan simples de corridas de toros que parecen manchas de tinta.

En una sala hay obras de niñez y juventud donde se ve cómo dominaba su arte. Hijo de un pintor debió de aprender desde muy chico a dibujar con mucho detalle la realidad que se le presentaba. Además de sus obras hay cuadros de otros pintores entre ellos su padre y fotos de la época lo mismo que documentos interesantes que le dan un contexto a sus primeros diecinueve años de vida, ya que nunca más volvió a su ciudad natal. En una vitrina vi un examen que le hicieron de niño para entrar a un colegio privado. La mitad de la página es un dictado con una letra impecable y la otra unas operaciones aritméticas, todo escrito en tinta.

Hubiera podido ser un artista figurativo clásico ya que pintaba y dibujaba muy bien. Sin embargo revolucionó la pintura con el cubismo. Su idea no era representar la realidad sino explorar el impacto y emoción que producían sus obras en los que las descubrían. Decía que la realidad no es simétrica ni perfecta, que nadie tiene dos ojos iguales, que no quería mostrar una búsqueda o proceso sino el resultado de sus experimentos. Quería plasmar en el plano de un cuadro las tres dimensiones de sus modelos y hasta sus personalidades. El resultado monstruoso y sorprendente no nos deja indiferente.

Creo que la simetría y armonía de un cuerpo, de una cara, nos informa inconscientemente de la salud de la persona. Supongo que el ser humano tiene miedo a la monstruosidad o a la enfermedad que representan las deformaciones del cuerpo. Es lo que explotan las películas de horror o de ciencia ficción en donde personajes con colmillos o con ojos rojos nos asustan fácilmente. Nos pasa lo mismo ante un mal olor. Un reflejo defensivo nos aleja para evitar el peligro de envenenarnos o asfixiarnos.

Parece que para los negros africanos una mujer que tenga grandes nalgas y caderas es bonita pues se muestra saludable para tener hijos y ocuparse de ellos. Parece que los seres humanos somos atraídos inconscientemente por personas que nos dan seguridad y confianza para fundar una familia, que vivir juntos mucho tiempo en armonía y sin problemas de salud. Para las aventuras pasajeras, eso es menos importante y se puede pasar un rato con alguien excéntrico y medio loco, pero no fundar una relación durable. Claro eso es la teoría, pues la realidad nos muestra contraejemplos. La belleza física es una señal, así como las aves machos se visten de plumas de colores para atraer a las hembras y conquistarlas. Aunque uno se acostumbra a todo y la belleza por más impactante que sea termina por desaparecer para dejarnos ver el fondo de las personas y de las cosas. Vivir frente al paisaje más hermoso del mundo no es lo mismo que estar ahí un poco tiempo y luego irse con la imagen en la cabeza.

Estas elucubraciones en el museo me recordaron un intercambio sobre estética y belleza que tuve recientemente con Paco, un amigo fotógrafo. Le decía que me parece que la relación entre belleza y matemáticas es muy antigua. Me recuerda la escuela pitagórica que consideraba los números como representantes primordiales de la belleza y que concebían el universo como un conjunto de poliedros imbricados en la bóveda celeste de manera armoniosa. También pienso en los autistas que tienen una capacidad increíble para memorizar números y que se pasean por la serie de decimales de Pi como si estuvieran recorriendo valles y montañas muy hermosos.

Creo que le oí al fotógrafo Cartier Bresson en una entrevista que él había descubierto que las fotos eran más armoniosas cuando encerraban un número impar de personajes; por ejemplo tres o cinco personas o árboles, según él, componían mejor la imagen que con otras cantidades. Otro ejemplo contrario es el famoso cuadro de Picasso Les demoiselles d’Avignon que en la época parecía horrible a mucha gente precisamente porque no respetaba las proporciones clásicas. Supongo que si en lugar de los patrones de belleza griegos hubieran sido los aborígenes australianos o polinesios los que hubieran impuesto su ideal de belleza el arte hubiera sido muy diferente. Y es que la belleza, aparte de las proporciones y simetrías armoniosas, es muy subjetiva. Creo que comparando las fotografías de todas las mujeres del multimillonario Howard Hugues alguien descubrió que lo que tenían en común era el parecido a la madre del estadounidense. Si la regla de los dos tercios es tan citada y usada, me parece normal que aparezca en el programa de estudio de los fotógrafos. Analizarla puede aclarar la teoría para que los futuros fotógrafos la rompan o adapten a su antojo y en conciencia, en vez de seguirla a ciegas. Es lo que hizo Picasso con su arte. Rompió todos los esquemas para crear un nuevo estilo.

jueves, 14 marzo 2013

Granada

NV-IMP842.JPGHacía más de treinta años que no visitaba Granada. Los recuerdos se me estaban poniendo borrosos. Me gustó revivirlos y renovarlos. Ahora estuve con mi coro ginebrino para un intercambio coral. Treinta coristas ginebrinos viajamos el fin de semana pasado. Un viaje que reforzó los lazos de amistad entre nosotros y creó nuevos vínculos con los integrantes del coro que tan amablemente nos recibió.

El avión aterrizó en Málaga muy zarandeado por el viento. El recorrido en autobús fue cómodo y rápido. Hasta un cielo roto nos saludó con un aguacero muy fuerte apenas pusimos el pie en suelo granadino. En el Instituto de Enseñanza Secundaria Padre Manjón nos tenían una merienda y vaya merienda. Ahí empezaron las charlas y reconocimiento de caras que el correo electrónico ocultaba. Bien comidos nos fuimos a descansar al hotel que quedaba en el centro o a casas de familia que acogían a una parte del grupo.

Por fortuna el viernes amaneció soleado con un bonito día que se mantuvo hasta la noche. Era lo que necesitábamos para el paseo por la Alhambra. El lugar de encuentro fue la Plaza Nueva que a pesar de su nombre tienen varios siglos de existencia. Un profesor de historia nos explicó cantidad de detalles sobre Granada y España, comparando el arte musulmán, el arte occidental, la sensibilidad, las apariencias externas ante lo efímero de la existencia y otros contrastes de los dos mundos. Bajamos justo a tiempo para comer, seguir charlando e ir a dormir una corta siesta al hotel. Cerramos la noche con una velada en un restaurante con espectáculo flamenco que resultó de muy buena calidad. Los más valientes y fiesteros se fueron de bar en bar hasta llegar abajo pasada la medianoche.

El sábado tuvimos un paseo muy encantador a pesar del paraguas abierto de vez en cuando por el barrio árabe del Albayzín desde donde disfrutamos de unas vistas impresionantes de la Alhambra. Almorzamos en un bar bueno, bonito y barato, nos fuimos a cambiar de traje y a ensayar con seriedad y algo de ansiedad en el Instituto. Para culminar, el concierto en la noche salió bien, lleno de aplausos y un público contento. El coro granadino también cantó y su joven directora nos impresionó con su energía.

La canción que más disfruté fue Con el vito pues fue con los dos coros juntos donde me sentí muy bien rodeado por tanta voz segura. Prolongamos la alegría comiendo tapas en la terraza de un bar un poquito menos lleno que los demás. El frío y la humedad nos empujaron al hotel y el descanso nos cayó muy bien.

El regreso del domingo fue madrugador con paseo a pie con maletas y sueños todavía en los ojos hasta llegar al autobús que nos esperaba en la rotonda Neptuno.

Me traje muy buenos recuerdos. La bienvenida y amistad tan calurosa de tanta gente amable como Jesús, Roberto, Irene, Manolo y tantos más. Los niños de algunos cantantes que nos acompañaron y alegraron aún más los recorridos. El reencuentro con Fabiola que vino a cantar con nosotros desde México. Las charlas alrededor de variadas tapas de pulpo, albóndigas, ibérico y otras viandas regadas de buen vino tinto tempranillo, blanco verdejo con sabor afrutado, variedad de jerez que llaman fino o manzanilla, o simplemente una buena caña fría. El acento tan característico que se asemeja al nuestro, por no distinguir la ce de la ese que además a veces se comen. La arquitectura de la ciudad que no reconocí pues me parece que en mi primer viaje solo paseamos por la Alhambra, los parques y plazas, las calles estrechas y empinadas, las naranjas como farolas enormes colgando de los árboles. Sol y lluvia. La escritura árabe en las paredes de los castillos. El desafío de cantar por primera vez sin partituras. La silla de ruedas y las muletas de Julián nuestro director que tuvo la mala suerte de quebrarse una pierna por culpa del suelo helado de este frío y nevado invierno. Muchos recuerdos más se irán decantando hasta dejarme otra imagen limpia o difuminada de la realidad.

El regreso en autobús fue silencioso en medio de las penumbras del amanecer. Las despedidas en el aeropuerto de Málaga fueron emotivas. Adiós a Mareel y Elisa sin saber si volveremos a vernos pero guardando esa esperanza. Ahora toca terminar de preparar la visita del coro Granadino a Ginebra dentro de un corto mes.

17:55 Anotado en Recuerdos, Viajes | Permalink | Comentarios (0) | Tags: coro, concierto, españa

domingo, 07 octubre 2012

Sobrecarga

NV-IMP821.JPG¡Vaya dos semanas que he pasado! Hacía tiempo que no tenía tanto qué hacer en tan poco tiempo. Primero, problemas informáticos en el trabajo con un sistema que estamos actualizando y que se niega a funcionar correctamente. Segundo, preparativos para una misión a una conferencia sobre tecnología y traducción organizada por la Organización Árabe para la Traducción. Cuarto, viaje a Fuengirola (Málaga, España) para participar en el VI Campeonato Europeo de Scrabble en Español. Quinto, regreso precipitado en avión con cuatro vuelos desde Málaga hasta Mascate pasando por Madrid y Ginebra. Sexto, vuelta al trabajo para terminar la semana tratando de absorber el trabajo acumulado durante mi ausencia. Séptimo, escritura del último capítulo del cadáver exquisito (véase nota del 16 de septiembre) con el que me tocó cerrar el juego literario. Además de todas las cosas habituales que hay que hacer en casa, en el trabajo y en actividades asociativas.

De la prisa no queda sino el cansancio. Espero tener más tranquilidad a partir de hoy.

El sistema informático funciona mejor que antes. Falta corregir algunos programas para no tener que estar pendiente de reparaciones a distancia los fines de semana.

El Europeo resultó divertido. Fue un buen entrenamiento para el Mundial que tendrá lugar a final de mes en Barcelona. Terminé 28 sobre 36. Había muy buenos jugadores. La suerte no estuvo siempre de mi lado. Cometí errores estratégicos en algunas partidas clásicas. En las dos partidas duplicadas cometí errores de transcripción al llenar la papeleta además de un par de palabras inventadas; ellos son muy estrictos con las coordenadas. Menos mal ya había clasificado en el Nacional francés.

El artículo para la conferencia lo terminé durante el verano con tiempo, pero la presentación estaba por hacer. La preparé con Powerpoint. Cuando llegué a Omán (a las cuatro de la mañana) solo pude dormir dos horas en el hotel y luego a prepararme para ir a la conferencia. Me tocaba hablar de segundo. No funcionaba el WIFI. La interfaz del PC en el podio estaba en árabe. Quise conectar mi portable en lugar del otro pero tampoco funcionaba Internet a pesar de tener conexión por cable a la red. Copié el fichero a una memoria USB, pero al enchufarla en el PC, que supuestamente sí estaba conectado pero no funcionaba bien, apareció un virus que impedía trabajar. Sospecho que el malvado virus estaba escondido en el PC del podio. En fin, me tocó hablar sin transparencias. Al menos pude mostrar unas pocas páginas web de terminología y memorias de traducción con el otro PC que al final se conectó.

NV-IMP820.JPGEstuve solo dos días en ese país. Hacía un calor tremendo, alrededor de 39 grados centígrados, aunque decían que eso no es nada en comparación con el verano. Se nota la riqueza en la ciudad. Visitamos un fuerte muy antiguo a dos o tres horas de la capital por autopistas en medio del desierto. Cuando uno piensa que los portugueses lo ocuparon hace siglos, que los franceses e ingleses estuvieron también allí, parece mentira. En Las mil y una noches, Simbad el Marino zarpa de Mascate hacia la India. El gran viajero marroquí del siglo XIV, Ibn Battuta, describe este país en sus relatos. Interesante viaje a pesar de lo corto.

Del cadáver exquisito espero hablar más dentro de poco.