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lunes, 29 marzo 2010

Mente recursiva

NV-IMP628.JPGCasi me quedo encerrado para siempre en un bucle infernal. Estaba en un restaurante con un grupo de amigos o colegas con los que aparentemente seguía un cursillo. Mi esposa también comía con nosotros y creo que uno de mis hijos. Habíamos pedido un plato y nos trajeron otro, la cuenta no cuadraba, se demoraron en servir. Era un mal restaurante o quizás un día de demasiados convives. Pagamos y nos fuimos, no sé si a pie o en carro. En cierto momento en medio de la conversación vi como si fuera una publicidad en segundo plano a la que no le había puesto cuidado que me encontraba metido en un televisor o en un cine y un chofer de una camioneta repartidora de mercancía decía algo a unos policías que lo iban a multar. No entendí muy bien pero le noté un acento español del Cono Sur. Estábamos en una ciudad blanca al borde del mar. Desperté y me di cuenta de que estaba en el cuarto de una casa extraña y lo que había visto era en realidad el sueño de un tipo que se acababa de levantar sorprendido. Fue a la cocina en la penumbra. Otra persona salió a su paso y claro me volví a despertar en otro lugar saliendo del sueño de otra persona. No sé en cuantos sueños estuve viajando pero al final afortunadamente me desperté de mi propio sueño. Vi la hora. Recordé que habíamos cambiado al horario de verano y me volví a dormir. No recuerdo haber soñado de nuevo, pero el susto que me di fue grande. ¿Habré salido completamente de esos sueños encajados como muñecas rusas o mesas nido o funciones matemáticas recursivas?

08:59 Anotado en Recuerdos | Permalink | Comentarios (2) | Tags: pesadilla, cerebro, sueños

viernes, 12 marzo 2010

Entre libros

NV-IMP620.JPGAnoche estuve en Beirut buscando una editorial no sé para qué. Primero había un problema con una estufa de gas que tenía escapes y me tocó cerrar con mucho cuidado. Después anduve en un hotel usando las duchas sin permiso escapando de la vigilancia del personal y de los clientes. Me di cuenta de que estaba en Beirut. Estuve en una biblioteca o librería hablando con los dueños o tipógrafos pues buscábamos fuentes y pólizas para las publicaciones en varios idiomas. De un estante lleno de libros viejos llenos de polvo con lomos rojos deshilachados tomé uno grande y pesado. A la luz de una lámpara de escritorio lo abrí y encontré un artículo interesante. Era un diccionario enciclopédico y creo que caí en la letra D. Repentinamente el libro se me cerró quizás por un movimiento brusco de la mano y cuando lo volví a abrir uno de los señores que estaban conmigo (gordo y de barba gris) me dijo:

  • No busque la página que estaba leyendo. Ese es el libro infinito de Borges donde nunca se puede leer la misma página más de una vez.

Tan grande fue la sorpresa que me desperté. Eran como las dos de la mañana. Me levanté, fui al baño, tomé agua, pensé en lo que me había hecho la víspera y me dije que uno construye sus sueños y pesadillas con las migas que quedan en el inconsciente de la rebanada de vida del día anterior.

09:04 Anotado en Recuerdos | Permalink | Comentarios (1) | Tags: sueños, libros

viernes, 05 febrero 2010

Boggle en la Chartreuse

NV-IMP599.JPGNo sé por qué ayer me acordé de un sábado o domingo de hace como treinta años que pasé con mi esposa y una pareja de amigos jugando Boggle en la terraza de un bar en un pueblo o quizás caserío de montaña en el macizo de la Chartreuse cerca de Grenoble. No teníamos hijos, no teníamos ocupaciones importantes, teníamos todo el tiempo. Era un día caluroso pues los veranos de Grenoble son insoportables y es mejor subir a tomar aire fresco a la montaña. No recuerdo si estuvimos caminando a pie por el campo o si fue solo en auto que recorrimos esa región. Lo cierto es que nos sentamos después de almuerzo en ese lugar tranquilo y sacamos el jueguito de dados con letras con el que tratábamos de formar el mayor número de palabras en francés en un tiempo limitado. Habíamos pedido algún refresco para beber y renovamos el pedido varias veces. La tarde se pasó volando y hay que decir que las tardes de verano son largas. No sé cuantas horas estuvimos ahí. Probablemente más de cuatro. Nos divertimos mucho, nadie nos molestó. Me parece oír los ruidos del campo y la brisa fresca. Visto desde aquí y ahora parece un momento mágico, como esos días de vacaciones de niño que uno se la pasaba jugando sin contar el tiempo y que hace mucho no he vuelto a sentir.

16:02 Anotado en Recuerdos | Permalink | Comentarios (2) | Tags: juegos, paseos, tiempo