martes, 21 septiembre 2010
Cambio de ruta
El reloj marcaba las siete y treinta de la mañana y por eso me decidí a tomar la ruta principal que pasa por la aduana grande en la frontera franco-suiza atravesando el túnel bajo la pista del aeropuerto. Si hubiera salido cinco o diez minutos más tarde, sin lugar a dudas hubiera tomado mi camino habitual que evita al máximo los semáforos y los embotellamientos matutinos. Aunque la circulación cambia muy rápido a esas horas pico, no me fue tan mal. El recorrido fue irregular con trechos fluidos y otros donde tuve que rodar a menos de cuatro kilómetros por hora. Si no dura mucho, no me preocupa ni me desespera esperar. Aprovecho para oír la radio o mirar alrededor; casi siempre encuentro algo interesante o insólito que hace volar mi imaginación.
Hoy por ejemplo durante un rato me seguía en un carro una pareja que no puede determinar qué relación tenían: podrían ser padre e hija o marido y mujer. En otro tramo era una mujer joven que se reía y sonreía sola, parecía estar cantando; a veces hay niños en la silla de atrás con quienes los padres hablan. Cuando me pasó más adelante en un semáforo, vi que iba sola y seguía sonriente. Ya llegando a mi trabajo en el último semáforo en rojo, cruzó frente a mí por el pasaje peatonal una joven, quizás japonesa o china, tirando de una maleta con ruedas. De pronto la maleta no quiso seguirla y quedó tirada en el suelo. Ella tuvo que volver rápido a recogerla antes de que el semáforo peatonal pasara a rojo. Diez metros después cuando cruzaba la otra calle, de nuevo la maleta se le escapó de las manos, como si no quisiera ir con ella al trabajo o de viaje. Muy gracioso que suceda eso dos veces seguidas. Me imaginé una lucha entre la joven y su maleta hasta llegar a su destino.
12:37 Anotado en Recuerdos | Permalink | Comentarios (0) | Tags: automóvil, congestión, peatones
lunes, 20 septiembre 2010
Vendimias
Hacía mucho tiempo no iba a una fiesta de vendimias. Cuando pienso en viñedos recuerdo un dolor de espalda y de todos los músculos del cuerpo al segundo día de unas vendimias en Suiza donde estuve de estudiante años ha. El primer día parecía fácil a pesar de que me acosté cansado, pero el segundo fue un martirio: hay que ir a cortar uvas aunque le duela a uno hasta el pelo y las uñas. A partir del tercer día ya uno se acostumbra y puede pasar varios días en ese oficio sin problema. Por eso cuando veo a los agricultores agachados arreglando sus tierras les tengo respeto y me duele la espalda.
La fiesta de hoy fue en Russin muy cerca de Ginebra. Habíamos pensado ir a pie desde Ginebra bordeando el Ródano, pero al final los amigos que pensaban acompañarnos desistieron y sinceramente, a nosotros nos dio pereza ir solos. Será en otro año. En todo caso el día soleado y cálido estuvo magnífico. Las calles del pueblo estaban llenas de gente. La comida de feria y el vino de la región nos cayeron muy bien. Música en las calles, en restaurantes. Ventas callejeras y mucha alegría. Después vino el desfile tradicional con fanfarrias, carrozas, confetis, disfraces y gentío por todos lados. Una fiesta como la de cualquier pueblo. Aquí uvas y vino, allá café o caña de azúcar o cacao. El ritmo de las estaciones, aunque parece que el otoño no quisiera llegar.
martes, 17 agosto 2010
Casos curiosos
Me contaron una anécdota (o más bien un caso insólito) que no sé si será cierta, pero es plausible. Una mujer fue a visitar a su hermana que vive emigrada en EE. UU., allá se enferma y tienen que llevarla al hospital. Como no ha previsto seguro de salud para ese viaje, su hermana decide entregar su propia tarjeta de identidad y documentos del seguro pensando que no es nada grave, que la atenderán rápidamente y pronto estarán de nuevo en casa. En las fotos se parecen, sobre todo si es un gringo el que las compara. Sin embargo, el caso se complica y la mujer muere. Oficialmente es su hermana la muerta pues fueron sus papeles los que sirvieron para identificarla. ¿Qué hace? Decide regresar a su país con el cuerpo de su hermana para enterrarla. Viaja con los documentos de la muerta y ya en su tierra, en lugar de volver a EE. UU. para desenredar el caso y presentarse ante la justicia, se queda a vivir en su país de origen y no regresa nunca. Extraño, ¿no?
11:07 Anotado en Recuerdos | Permalink | Comentarios (2) | Tags: anécdota, identificación personal